domingo, 21 de marzo de 2010

Texto de Film Club Café sobre Warhead 2

Film Club Café es también un espacio para la exhibición de diversas propuestas artísticas, en el que existe un genuino interés por apoyar y difundir el trabajo artístico destacado.

La calidad de lo expuesto, así como el entusiasmo y profesionalismo con el que es tratado cada proyecto, han conseguido que la galería adquiera su propia relevancia, el número de visitas aumente y la atención de los medios de comunicación sea cada vez mayor.



WAR-HEAD: Exposisión de Ariadne Nenclares & Omar Soto
Del 20 al 31 de marzo




Engrane de Matracas, es una asociación civil sin fines de lucro, cuyo principal objetivo es la promoción, difusión, apertura y apoyo a proyectos artísticos.

En esta ocasión Engrane de Matracas presenta una exposición dividida en dos distintos espacios físicos:

War-Head Volúmen 1

Café Paréntesis
Prolongación Moctezuma #62
Col. Coyoacán
México, D.F.

War-Head Volúmen 2

Film Club Café
Blvd. Manuel Ávila Camacho #1695, Sótano.
Fracc. La Florida.
Naucalpan, Edo. Méx.

La inauguración en Film Club Café sera precedida del film LOS CANALLAS DUERMEN EN PAZ de Akira Kurosawa a las 20 hrs. También se presentarán piezas poetico-sonoras a cargo de Salvador Gama y Lilia Briones, así como la obra sonora de Suricato Quintero.

Una confusión tan grande

La expresión máxima de la violencia es la guerra. Pero la guerra no es otra cosa, como explicó el teórico Carl von Clausewitz en el siglo XIX, que la continuación de la política por otros medios. Todas las decisiones bélicas son políticas. La violencia asecha desde esa trinchera fortificada que es el poder. Éste emplea toda clase de recursos para imponerse y la amenaza violenta para persuadir al enemigo, en muchos casos las poblaciones civiles, es ya violencia pura. Bajo este panorama se desdibujan los límites entre lo militar y lo civil. Todos vivimos bajo una guerra en diferentes grados de intensidad. Hay guerra hasta en lo cursi —que identificamos con el color rosa. La guerra sigue un curso dialéctico, las armas se hacen más sofisticadas, se crean defensas contra ellas, se inventan armas que superen esas defensas… En la obra de Adriadne Nenclares el camuflaje, estrategia de sobrevivencia tomada de esa otra conflagración que es la vida animal, es el pivote conceptual de las aeronaves que sobrevuelan ciudades, amenazándolas, disfrazándose de sus colores, usando sus vestidos, haciéndose pasar por un elemento vivo más entre los otros. El lenguaje mentiroso de la guerra se impone, se utiliza la lengua como arma y los civiles asesinados por soldados estadounidenses en Vietnam, Irak o Afganistán, son “daño colateral”. El terrorismo de los años 70 usó como arma de guerra los aviones civiles, secuestrándolos. Y los aviones estrellados contra las torres gemelas son una escalada más en ese progresivo e infinito ascenso a los extremos al que se refirió Clausewitz. No hay orilla para la paz, no hay modo de escapar a la guerra cuya tecnologización implica una infalibilidad creciente. Los poderes del mundo entero tienen secuestrada a la población mundial que se opone a los intereses de tan pocos. Ahí están sus aviones que ahora navegan sin tripulación. Los blancos de guerra se convierten en imágenes mediadas por la tecnología. Una ciudad, con su gente y su diversidad, es transformado en un teatro de operaciones, en la imagen de una pantalla que se confunde con la apariencia de un videojuego… Ya que estamos con las confusiones, la madre de todas las confusiones es la guerra. Y en una ciudad se libran muchas al mismo tiempo. Su complejidad lo alienta. En un callejón poco iluminado una jauría de perros conspira contra nuestra integridad. Omar Soto utiliza el grabado para perfilar esa amenaza animal que se adueña de los territorios deshabitados. Lo salvaje de los animales se puede interpretar también como una metáfora, aquel adagio: “el hombre es el lobo del hombre” en que se resume la filosofía de cruda veracidad de Thomas Hobbes. La parte salvaje que también anida en el hombre. El animal que llevamos dentro, que pone en jaque, que sitia a la civilización construida con tanto esmero. Armas naturales, garras y dientes son emblemas de otra guerra que se libra entre los poderes que nos conforman. Pero todo se confunde y una ballena puede tener dientes y hasta ser un avión de combate cargado de miles de bombas que asesinarán a multitudes reunidas en estadios, iglesias, edificios, casas. Y la televisión nos muestra de modo impúdico, pornográfico, la cosecha de la muerte, una metralla de imágenes que no nos detenemos a cuestionar al tiempo que nos podemos contar entre las bajas de una guerra entre otras, que no parece que vayan a terminar jamás.

Lefteris Becerra

Sacado del link:
http://www.filmclubcafe.com.mx/main_galeria.html

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